Ryo no entiende por qué la
guerra se ha llevado lejos de Nagasaki a su padre. Tampoco entiende por qué
todo ha cambiado: ya no se escuchan las campanillas de los narradores
anunciando su llegada, los alimentos escasean, y su amiga Reyko no parece la
misma. Además, su madre está triste y la dureza de su abuela Saya no ayuda en
el día a día.
Ryo se ve obligado a crecer, ya
no es un niño y es consciente del mundo que le rodea. Su gato Wara le dará
pistas para volver a estar cerca de Reyko: solo recobrará la ilusión si es
capaz de luchar para llevar a cabo algo extraordinario.
Blanca Álvarez ha ganado el IX premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil cone sta novela.
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