Relato ganador 2º Ciclo Primaria



AYER SOÑÉ QUE ERA MI HERMANO
Ayer soñé que era mi hermano, apenas recuerdo el sueño pero ya estoy cansado de todos sus privilegios y  que se le trate mejor que a mí, yo siempre tengo que hacer las tareas y él se libra y, aunque tenemos prohibido subir al desván, esta noche subiré y abriré el baúl en el que está guardada la piedra de los deseos, nuestra piedra de los deseos. Es una piedra negra que mis padres trajeron de un viaje, la llaman pangea y la cogeré para pedirle que por un día sea mi hermano y comprobar de una vez por todas lo fácil que es su vida.

No eran las doce de la noche cuando la casa ya estaba en silencio, subí por las escaleras y abrí con cuidado la trampilla, era el momento más difícil de mi aventura ya que al abrirse hacía mucho ruido, las tablas del suelo chirriaban a mi paso, pero conseguí llegar al baúl sin problemas. Una vez que tenía la piedra de los deseos en mis manos le pedí con todas mis fuerzas que mañana al despertar fuera mi hermano, bajé y me metí en mi cama como siempre.
A la mañana siguiente, al despertarme, observé que el pijama me quedaba grande y comprendí que mi deseo se había hecho realidad. Corrí rápidamente para verme en el espejo y comprobé que era él, era Gonzalo. Por fin podría disfrutar de un día sin obligaciones, y mientras pensaba lo fácil que sería ser mi hermano empezaba un nuevo día, bajamos a desayunar y mientras uno ayudaba a mamá haciendo las camas, el otro preparaba los desayunos con nuestro padre, y durante el día junto a mi hermano descubrí que él también tiene sus obligaciones, mientras yo hacía parte del trabajo, él hacía la otra.
Su gran esfuerzo para hacer las cosas me resultaba agotador y aquellos privilegios que suponía que tenía no existían. Juntos logramos descubrir que es mucho más fácil comprender a una persona cuando se mira desde su punto de vista.
El día pasó rápido y no sentí un trato especial, comprendí las dificultades a las que se enfrenta mi hermano cada día y lo mucho que nos quiere, en especial a mí.
Ahora sé que juntos podremos lograr todo lo que nos proponemos y que siempre nos parece que para el resto es más fácil que para nosotros, que se esfuerzan menos y que cargamos con la mayor parte del trabajo, pero casi siempre estamos equivocados y la mejor manera de comprobarlo es ponernos en el lugar del otro.
Mañana me despertaré siendo yo otra vez, pero algo de él continuará en mi interior

                                                                                              Alejandro y Gonzalo Rodríguez Peláez

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