ORHAN PAMUK
Esta reflexión abre los cuentos que Agustín Fernández Paz nos propone en esta maravillosa edición de Lo único que queda es el amor.
Un libro de relatos, compuesto, concretamente, por diez piezas cargadas
de sentimiento, en las que los personajes, a veces por su propia boca, a
veces por la de un narrador externo, nos dejan entrar en sus vidas para
conocer su experiencia personal con tan noble sentimiento. Las
intenciones del autor, sus ganas de hacernos reflexionar sobre el mundo
de las emociones, por vivirlas a través de sus páginas, se ven
reforzadas con las magníficas ilustraciones de Pablo Auladell.
El autor nos propone enfrentarnos a páginas que están llenas de nostalgia, esperanzas que no van a ninguna parte, buenos momentos que nunca llegaron a pasar, amores imposibles que no acaban de arraigar... Pero, a pesar de todo, ¿no merece la pena vivir todos esos amores, acaben como acaben? ¿No es verdad que después de todo, de la riqueza, del trabajo, de lo superfluo, lo único que verdaderamente nos llena es el amor, por pequeño que éste pueda ser?
El autor nos propone enfrentarnos a páginas que están llenas de nostalgia, esperanzas que no van a ninguna parte, buenos momentos que nunca llegaron a pasar, amores imposibles que no acaban de arraigar... Pero, a pesar de todo, ¿no merece la pena vivir todos esos amores, acaben como acaben? ¿No es verdad que después de todo, de la riqueza, del trabajo, de lo superfluo, lo único que verdaderamente nos llena es el amor, por pequeño que éste pueda ser?
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