Manhattan
Transfer es la obra más conocida del escritor estadounidense
John Dos Passos (1896-1970), quien reunía varias de las cualidades literarias
de los otros miembros destacados de la llamada generación perdida, a la que
pertenecía (junto a Faulkner, Steinbeck y Hemingway).
Es en la ciudad
de Nueva York donde transcurre toda la novela. Aunque el autor nunca menciona
los años en concreto, por el contexto se deduce que se desarrolla entre fines
del siglo XIX y comienzos del XX, hasta unos años después de terminada la
Primera Guerra Mundial.
Como toda
novela coral, en Manhattan Transfer, publicada en 1925, se narran las
historias de un sinnúmero de personajes, pero de manera entrelazada, pues en
algún momento sus vidas coinciden. Tal vez por ello el título de la obra,
referida a una estación de tren de Nueva Jersey en la que se hacía trasbordo
para dirigirse a Nueva York, por donde circulaban miles de personas de las más
disímiles características y cuyo único vínculo es el de encontrarse en un mismo
sitio en un determinado momento.
Esta maraña de
historias entrecruzadas nos permite deducir que el protagonista de la novela es
realmente la ciudad de Nueva York, como una especie de colmena en la que es
imposible distinguir individualmente a sus miembros, pero que agrupados
adquieren una vida propia.
Aunque hablamos
de la Nueva York de principios del siglo XX, impresiona cómo, si sólo
cambiásemos algunos detalles típicos de esa época, las situaciones se
mantendrían totalmente actuales. Así, resalta la importancia del dinero y la
búsqueda desaforada de éste por parte de varios de los personajes; o el deseo
de fama y reconocimiento, que atrae a los aspirantes a artistas; y la
superficialidad y el egoísmo como un elemento común. Pero, especialmente, hay
una característica que está presente con mayor fuerza en todos los
protagonistas de la novela: ninguno es feliz, ninguno consigue lo que realmente
desea.
CITAS
"Ya
sabe usted lo que dice el refrán...: la fortuna llama sólo una vez a la puerta
de la juventud"
"Un
caballero se porta siempre igual esté en su casa o en las selvas de África"
"Lo
terrible es que cuando uno se harta de Nueva York no hay dónde ir. Es el
vértice del mundo. El único recurso es dar vueltas y vueltas como una ardilla
enjaulada"
"No
olvidemos que la piedad mal aplicada es a menudo crueldad a la larga"
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